Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: Consejos para Padres y Terapeutas

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición neurológica que afecta a un número significativo de pequeños en todo el mundo. Puede tener un impacto negativo en la vida diaria de las y los niños, sobre todo por afectar en distintas medidas su rendimiento académico y relaciones sociales.

Un trastorno relativamente común

Distintos estudios estiman que alrededor del 6% de los niños entre 6 y 12 años tienen un diagnóstico de TDAH. Los niños tienen una mayor probabilidad de ser diagnosticados con TDA que las niñas, con una relación de aproximadamente 3:1.

El diagnóstico temprano y la intervención adecuada en forma de terapia son esenciales para mejorar la calidad de vida de los pequeños y prepararlos para enfrentar los restos que esta condición conlleva. 

Síntomas Clave del TDAH:

Existen distintos signos que pueden indicar la presencia de este trastorno, sin embargo, el diagnóstico lo puede realizar únicamente un profesional de la salud que primero evaluará y después confirmará o no la presencia de esta o cualquier otra condición. Si los padres detectan alguna conducta que los preocupe deben de acudir cuanto antes por una opinión médica. Los síntomas comunes del TDAH son:

  • Dificultad para prestar atención en tareas o actividades.
  • Impulsividad y dificultad para controlar los impulsos.
  • Hiperactividad, como inquietud excesiva y dificultad para quedarse quieto en situaciones apropiadas.
  • Dificultad para organizarse y seguir instrucciones.
  • Olvidar o perder constantemente objetos necesarios para tareas y actividades.
  • Dificultades académicas y en la finalización de tareas.

Consejos y Actividades para Padres y Terapeutas:

Existen varias dinámicas que pueden ayudar en los casos de TDAH, es importante recordar que cada caso es distinto y que las actividades se deben adaptar a medida de los gustos y comodidad particulares de cada infante.

Comunicación Abierta: Mantengan líneas de comunicación abiertas con el niño. Escuchen sus preocupaciones y valoren sus logros, creando un ambiente de apoyo.

Estructura y Rutina: Establezcan rutinas diarias que incluyan horarios regulares para comidas, tareas y actividades recreativas. La estructura proporciona un sentido de seguridad.

Ambiente Libre de Distracciones: Creen un espacio de estudio tranquilo y libre de distracciones para ayudar al niño a concentrarse en sus tareas escolares.

Técnicas de Organización: Enseñen técnicas de organización, como el uso de listas y agendas, para ayudar al niño a mantenerse enfocado en sus tareas.

Refuerzo Positivo: Reconozcan y recompensen los logros del niño, incluso los pequeños avances. Esto aumenta la autoestima y la motivación.

Ejercicio y Actividad Física: Fomenten la participación en actividades físicas que puedan ayudar a liberar la energía acumulada y mejorar la concentración.

Técnicas de Relajación: Enseñen técnicas de relajación, como la respiración profunda, para ayudar al niño a manejar el estrés y la ansiedad.

Tiempo para Hobbies: Anime al niño a participar en actividades que le apasionen. Esto puede ayudar a canalizar la energía de manera positiva.

Apoyo Académico: Colaboren con maestros y profesionales de la educación para desarrollar estrategias de apoyo en el entorno escolar.

Juego Estructurado: Fomenten el juego estructurado, como los juegos de mesa, para ayudar al niño a desarrollar habilidades de atención y concentración.

El Trastorno de Déficit de Atención puede ser un desafío para las y los niños, así como sus familias, pero con el apoyo adecuado y la implementación de terapia y estrategias efectivas, es posible mejorar la calidad y colaborar para un desarrollo pleno. Al trabajar en conjunto, los padres y terapeutas pueden marcar una diferencia significativa en la vida de estos niños, ayudándoles a superar obstáculos y alcanzar su máximo potencial.

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