Al igual que los adultos, las y los niños pueden desarrollar artritis. de acuerdo al CDC (Centers for Disease Control and Prevention), El tipo más común de artritis crónica, que afecta a los niños se denomina artritis idiopática juvenil (AIJ) también llamada artritis reumatoide juvenil / infantil. En general, la AIJ se refiere a varios trastornos crónicos que implican la inflamación de las articulaciones, y a varios síntomas causados por la misma que incluyen: dolor articular, hinchazón, calor, rigidez y pérdida de movimiento.
Es una condición idiopática lo que significa que no se sabe cuáles son las causas que la provocan. De la misma manera que otras condiciones médicas existen distintas manifestaciones clínicas y cada paciente puede experimentar de forma distinta la sintomatología. Las molestias pueden evolucionar de forma cíclica, con brotes durante unas semanas o meses seguidos de periodos de remisión. Mientras que algunos pacientes sólo experimentan padecimientos durante una temporada para luego mejorar permanentemente, otros más lidiarán con el dolor a diferentes niveles durante toda su vida.
Síntomas de la artritis reumatoide infantil
Esta condición afecta principalmente a menores de 16 años y aunque pueden existir variaciones sintomáticas por norma general siempre hay un dolor articular persistente, hinchazón, calor y rigidez que suelen empeorar por la mañana y después de dormir o de estar sentado mucho tiempo. El dolor puede limitar el movimiento de la articulación afectada.
Es muy importante que los padres observen cualquiera de estas señales puesto que algunos pequeños, en especial los de más corta edad podrían no quejarse o hacerlo de forma inespecífica.
Otros signos que pueden presentarse son:
- Uveítis: (Inflamación ocular). Suele aparecer en niños con AIJ. Suele comenzar pocos años después del diagnóstico pero en una pequeña fracción de niños aparece antes de los síntomas articulares o muchos años después. El tipo de AIJ que padece un niño puede provocar el desarrollo de diferentes tipos de uveítis.
- Alteraciones cutáneas. Se pueden desarrollar cambios en la piel como una o más erupciónes de color rojo claro o rosado que aparece y desaparece. También pueden desarrollarse manchas rojas y escamosas, uñas picadas y dactilitis (dedos de las manos o de los pies hinchados). De igual manera se pueden presentar pequeños bultos o nódulos en partes del cuerpo que reciben presión.
- Fiebre. Una buena parte de los casos de artritis reumatoide infantil sistémica suelen manifestar fiebre diaria cuando la enfermedad comienza o se recrudece. La fiebre suele aparecer por la noche.
- Problemas de crecimiento. La artritis reumatoide infantil puede provocar problemas de crecimiento. Dependiendo de la gravedad y de las articulaciones afectadas, los huesos cercanos a las articulaciones inflamadas pueden crecer demasiado deprisa o demasiado despacio. Esto puede hacer que una pierna o un brazo sean más largos que el otro, o puede dar lugar a una barbilla pequeña o deforme. El crecimiento general también puede ralentizarse si se trata de un caso grave.
Tratamiento
Por desgracia no existe una cura definitiva para la artritis reumatoide infantil.
El tratamiento depende del tipo y la gravedad de la enfermedad, pero generalmente incluye medicamentos antiinflamatorios, inmunosupresores y biológicos. El objetivo es reducir el dolor, mejorar la función y prevenir el daño articular.
La terapia física y sobre todo la terapia ocupacional son cruciales para la mayoría de los casos. Esta última permite que las y los pequeños se desenvuelven de mejor manera en la vida diaria mientras lidian con las molestias causadas por la enfermedad.
Por supuesto, el mejor tratamiento para cada caso es distinto y solamente un profesional de la salud puede sugerir una ruta terapéutica.