La propiocepción es la capacidad de sentir la posición relativa de partes corporales contiguas. Es un sentido que informa al organismo de la posición de los músculos y permite reacciones y respuestas automáticas. Los propioceptores están localizados en los músculos, articulaciones, tendones y en el aparato vestibular. El sistema nervioso incluye a cualquier receptor sensorial o terminación nerviosa que aporta sensibilidad interna o propioceptiva del cuerpo.
La propiocepción regula la dirección y rango de movimiento, interviene en el desarrollo del esquema corporal y en la relación de este con el espacio, sustentando la acción motora planificada. También es importante para el control del equilibrio, la coordinación de ambos lados del cuerpo, el mantenimiento del nivel de alerta del sistema nervioso y la influencia en el desarrollo emocional y del comportamiento
¿Hay trastornos que afectan la propiocepción?
Algunas condiciones médicas pueden limitar o crear malfunciones en la propiocepción en los pequeños. Algunas de ellas son:
Ataxia: Es un trastorno de la coordinación que impide controlar la posición de los brazos y de las piernas, además de la postura. Se caracteriza por provocar una forma de caminar peculiar que implica pasos amplios e inestables y movimientos amplios y en zigzag con los brazos para alcanzar algún objeto.
Lesión cerebral traumática: Es una lesión en la cabeza que causa daño al cerebro. Estadísticamente las causas de mayor incidencia son caídas y golpes. Las lesiones de este tipo pueden causar una gran variedad de síntomas dependiendo de la gravedad y localización.
Parálisis cerebral: Es un grupo de trastornos que afectan el movimiento, el tono muscular, el equilibrio y la postura. Los síntomas pueden incluir: deterioro de la coordinación, movimientos lentos, dificultad para caminar y postura inestable.
¿Se puede ejercitar la propiocepción en las y los niños?
Dado que la propiocepción es una habilidad que involucra los órganos receptivos si se puede entrenar y de hecho es recomendable estimular este sentido durante todas las etapas de la infancia. Hacerlo facilitará el desarrollo de su esquema corporal y su relación con el espacio. Te dejamos algunas ideas de actividades que se pueden hacer en casa y en terapia.
Usar una pelota: consiste en lanzar una pelota al aire y atraparla con una mano. Luego, se lanza de nuevo y ahora se atrapa la con la otra mano. El juego continúa hasta que el niño pueda atrapar la pelota con ambas manos sin dejarla caer.
Equilibrio: La o el pequeño camina sobre una línea recta sin salir de la misma. El niño puede caminar hacia adelante, hacia atrás o de lado a lado. Para hacerlo más difícil, se puede agregar un objeto que se deberá sostener mientras avanza.
Saltos: consiste en saltar hacia adelante y hacia atrás sobre una línea recta o una tabla de equilibrio puesta en el suelo. Se puede saltar con ambos pies juntos o con un pie a la vez. Al igual que con el ejercicio anterior se puede agregar un objeto que el niño deba sostener mientras salta si se busca aumentar la dificultad.
El laberinto: Se debe caminar a través de un laberinto dibujado en el suelo sin salirse de los límites. El niño puede caminar hacia adelante, hacia atrás o de lado a lado.
Recuerda que todas las y los niños, estén atravesando por algún trastorno o no, necesitan estimular sus sentidos ya que es la base de un desarrollo pleno. Es primordial que los padres dediquen tiempo para involucrarse y formar parte de las actividades pensadas para ello.