El tiempo de espera puede ser un desafío para cualquier niña o niño, pero para aquellos con autismo, puede ser especialmente complicado. La impaciencia y la ansiedad que a menudo acompañan a los tiempos de espera pueden desencadenar respuestas emocionales intensas, lo que a su vez puede ser abrumador tanto para ellos como para los que los rodean.
Rutina, sensibilidad y comunicación
Las y los niños con autismo a menudo se sienten más cómodos cuando siguen una rutina estructurada. Los tiempos de espera pueden interrumpir esta rutina y generar incertidumbre, lo que puede provocar ansiedad. Como los problemas de comunicación también suelen ser frecuentes es muy posible que la frustración por la situación y la dificultad para expresarse desencadenen en rabietas y reclamos.
Además, muchos infantes con autismo tienen una mayor sensibilidad sensorial, lo que significa que los estímulos del entorno, como luces brillantes o ruidos fuertes en una sala de espera, pueden ser abrumadores.
Estrategias para Abordar los Tiempos de Espera:
Algunos tips que han resultado ser de ayuda en distintos casos y que se pueden intentar son los siguientes:
Establecer rutinas predecibles: Tanto en el hogar como en la terapia ocupacional, mantener rutinas predecibles puede ayudar a reducir la ansiedad de los niños con autismo. Comunicar claramente cuándo será el tiempo de espera y cuánto durará puede ser beneficioso.
Usar apoyos visuales: Los horarios visuales, como calendarios y temporizadores, pueden ayudar a comprender cuánto tiempo deben esperar antes de que ocurra una actividad o transición.
Practicar la tolerancia a la frustración: Trabajar en habilidades de tolerancia a la frustración puede ser esencial. Esto puede incluir estrategias de relajación como la respiración profunda o el uso de objetos sensoriales.
Fomentar la comunicación: Ayudar a las y los pequeños a expresar sus necesidades de manera efectiva puede reducir la ansiedad. Fomentar el uso de palabras, gestos o sistemas de comunicación alternativos puede ser beneficioso.
Crear ambientes amigables: Cuando sea posible, elegir entornos que sean más amigables para los sentidos de las niñas y niños con autismo, como salas de espera tranquilas o que tengan actividades sensoriales calmantes.
Enseñar normas sociales: Trabajar en habilidades sociales básicas puede ayudar a comprender las expectativas durante los tiempos de espera en situaciones públicas.
Los tiempos de espera son inevitables en la vida cotidiana, pero con las estrategias adecuadas,se puede aprender a manejarlos de manera más efectiva. Tanto los terapeutas ocupacionales infantiles como los padres desempeñan un papel vital en la forma en que una niña o niño con autismo entenderá y se comunicará con el mundo que le rodea.